Papá tenía un Magnum 44.
Yo nunca lo supe.
Era un secreto bien guardado,
sólo mamá sabía de su existencia y dónde lo guardaba.
Me enteré de ello cuando a papá,
ya anciano y consumido por el ahlzeimer,
tuve que atenderlo
y bañarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario